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Solo hay tres personas en el mundo (dos en Londres y una en Hong Kong) que pueden ofrecerme un proyecto que me haga dudar de mi vida actual.

Hace unos días recibí una de esas llamadas.

El proyecto sería montar un nuevo equipo en un banco de Londres, el jefe es un amigo con el que ya he trabajado, todo pinta que tendríamos éxito, el sueldo es muy bueno...

Han sido unos días complicados, mucho que poner en la balanza.

Y ahora, justo antes de dar una respuesta, me pregunto: ¿Puedo rechazar (de nuevo) algo así? ¿Rechazar lo que siempre he querido hacer y para lo que me he preparado tanto tiempo? ¿Rechazarlo sin meterme más presión en cuanto a mis objetivos con el trading?

He estado a punto de decir que sí, pero ¿qué ha cambiado? Lo que me gusta, lo que valoro de verdad sigue siendo lo mismo: vivir experiencias, un balance entre actividad "profesional" y desarrollo personal, deporte, familia, amigos.

En la vida hay que tomar decisiones difíciles que a veces no nos gustaría tomar. Y cuanto más hayas luchado, mejor serán las oportunidades que podrás aceptar, pero también las que tendrás que rechazar.

Creo que todo se resume a una pregunta: si pudieras elegir, ¿qué querrías hacer mañana? Y yo, la respuesta a esa pregunta la tengo clara.

La vida es demasiado corta para ir a lugares, o hacer cosas, que no te hagan sonreír.