Un día en la City II

Las 7:15, ya en la oficina. He vuelto a llegar el primero de mi equipo. Enciendo mis dos ordenadores (conectados a ocho pantallas), cojo mi Moleskine y voy al morning meeting.

Vuelvo a mi mesa. Antes de que abra el mercado genero el informe de riesgos, aunque nuestro equipo de soporte en Mumbai también nos lo envía, prefiero hacer mis propios cálculos.

Hoy es día de vencimiento de derivados trimestral. Estoy nervioso y no por el riesgo de un día como hoy, sino porque puede que no tenga tiempo de ir al gimnasio.

Reviso las operaciones que han realizado –para nosotros– nuestros traders de Tokio y Hong Kong durante la noche. Está todo correcto. Me relajo, respiro y voy a por el segundo skinny flat white del día.

Las 11:35, como es viernes pedimos hamburguesas de Gaucho (junto con las de Byron son las mejores). Viene con patatas fritas, aunque no pienso tocarlas.

Empiezo a preparar las órdenes para el cierre de Europa, Norteamérica y LatAm. Hago los cálculos 3 veces.

Hablo con mi jefe sobre un posible trade en los índices de Qatar y UAE, pone demasiadas pegas. Cada vez hay menos espacio para las ideas, una pena.

Las 17:55, el equipo de prop trading ya se va de cervezas, les digo que me uniré más tarde.

Las 19:35, el reporte de riesgos muestra datos extraños. Probablemente sea un fallo del sistema pero hay que revisar que no hayamos cometido ningún error.

Las 20:50, está todo correcto. Respiro. Cierro los books y firmo el PnL del día, +$750k. No está mal pero no hay banda de música ni tiramos a ningún enano.

Las 21:05, estoy irritado porque no he podido ir al gimnasio. Salgo del banco y llego a Ibérica donde está el resto del equipo. Pido una pint. No oigo lo que me dicen y, sinceramente, tampoco me interesa. Sonrío. Digo que sí con la cabeza, pero realmente no estoy allí. Voy al baño a revisar mi corbata, me preocupa que no esté en su sitio. Me acabo la pint, pago y salgo a la calle. Me subo en un taxi, “to The Shard, please”. Voy a cenar a Oblix. Llego tarde.