No vas a triunfar en todo lo que hagas. No vas a cumplir
todos tus sueños. Y eso, aunque no lo creas, no es tan malo.
No vas a ser igual que ese rockstar al que admiras. Y en
unos años darás gracias por eso.
No te vas a llevar siempre a la más guapa.
Pero descubrirás que la chispa no depende de eso.
No vas a conservar a todos tus amigos, aunque en este
momento creas que son para toda la vida. Lucha por mantener a los que merecen
la pena.
No siempre vas a querer despedirte. Pero, con el tiempo,
aprenderás a hacerlo.
No tienes todas las respuestas. No lo sabes todo. Y nadie
espera eso de ti.
No es tan bonito. Ni tan fácil. Pero merece la pena.
No eres el primero que lo piensa. Y precisamente esa es
la señal de que la idea es buena.
No todos los días van a ser buenos, hagas lo que hagas.
No eres el centro del universo. No siempre tienes razón. Y
cuanto antes te des cuenta mejor para ti (y para los de tu alrededor).
No siempre acertarás. Y de esos errores saldrán tus lecciones
más valiosas.
No
estás en tu mejor momento. Pero tampoco estás tan mal.
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